La llegada del otoño marca en nuestro calendario un cambio de estación que también se deja ver en nuestra rutina diaria, hábitos, necesidades de salud y alimentación.
El descenso de las temperaturas, la climatología lluviosa, la normalización de los horarios escolares y laborales, disminución de las horas de luz, etc. Todo ello son factores que influyen en nuestro bienestar, estado de ánimo, defensas, función intestinal, sueño, etc.
La alimentación es uno de los pilares básicos de nuestra salud, y la dieta mediterránea nos ofrece posibilidades que podemos aprovechar para que disfrutemos de la nueva estación con energía y salud. Los alimentos que se cosechan entre los meses de octubre, noviembre y diciembre contienen los nutrientes que precisa nuestro organismo en estas fechas: vitamina B9 (ácido fólico), vitamina A y carotenoides y vitamina C, como los más destacados.
La vitamina B9, reduce el cansancio y la fatiga, refuerza las defensas y contribuye a la función psicológica normalizando nuestro estado de ánimo.
La vitamina A, refuerza el sistema inmunitario.
La vitamina C, refuerza el sistema inmunitario, contribuye al metabolismo energético, funcionamiento del sistema nervioso, función psicológica normal, reduce el cansancio y la fatiga, efecto antioxidante.
Los alimentos típicamente otoñales nos aportan todas estas sustancias vitales para nuestro bienestar.
1. Refuerzo del sistema inmunitario: el descenso de las temperaturas y el aumento del estrés (volvemos a entrar de lleno en la rutina laboral y escolar), ponen a prueba nuestras defensas, y es precisamente en esta época cuando aumenta la incidencia de gripes, resfriados, etc. Los alimentos de otoño son ricos en nutrientes que favorecen el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunitario: los folatos y las vitaminas C y A. En este sentido destacan los vegetales como la espinaca, acelgas, escarola, endivias, y los de la familia de col, el repollo, el brócoli, la lombarda, etc.
2. Función digestiva y tránsito intestinal. Cierto es que no nos alimentamos igual en verano que en otoño: consumimos menos agua, menos frutas y verduras, utilizamos platos más calóricos, etc. Esto hace que nuestra función digestiva se vea alterada. En este sentido todas las frutas de otoño nos aportan fibra que nos ayuda a mejorar el tránsito: caqui, manzana, naranja, pera, uva. Igualmente, vegetales como la espinaca, las acelgas o el repollo también nos ayudan a completar nuestra ingesta diaria de fibra. Finalmente, mantener el consumo de líquidos incluso cuando no hace calor es esencial. El otoño es una época ideal para consumir más líquidos a través de caldos, infusiones, etc. además de la ingesta de agua como tal.
3. Cansancio, fatiga, decaimiento: nuestro ritmo de trabajo, menos horas de luz, el estrés, etc, favorecen la sensación de cansancio, agotamiento y decaimiento anímico. Por ello, debemos aprovechar el contenido en vitamina B9 y C de los alimentos de otoño para ayudar aumentar nuestros niveles de energía. En este sentido podemos contar con todos los vegetales nombrados en el punto 1, pero además, debemos contar con las frutas típicas de otoño como la granada, las naranjas y mandarinas, el kiwi o las peras.
Además, las castañas, que son muy típicas de esta estación, son ricas en vitaminas del grupo B en general, todas ellas muy implicadas en la producción metabólica de energía, con lo que nos ayudan a superar el cansancio. Por otra parte, a pesar de que las castañas se clasifican como frutos secos, contienen mucha más proporción de agua y mucha menos de grasa que el resto de frutos secos.
Finalmente, es importante cuidar la ingesta de otros nutrientes relacionados con el estado de ánimo, y la prevención de síntomas depresivos o ansiedad. Nos referimos en este caso al magnesio y al triptófano. Desde el siglo XIX nuestro consumo de magnesio se ha visto reducido por cómo ha ido modificándose nuestra alimentación desde entonces. De hecho hoy en día consumimos aproximadamente la mitad de magnesio que en el s. XIX. Una baja ingesta de magnesio se asocia al desarrollo de depresión.
En cuanto al triptófano, es una sustancia que nuestro cerebro necesita para fabricar Serotonina, conocida como la hormona de la felicidad. Cuando aumentan nuestros niveles de triptófano, mejora nuestro humor y ánimo. Es por esto, que el magnesio y el triptófano, son candidatos ideales para ingerir a través de complementos alimenticios que nos ayuden a garantizar una correcta ingesta de los mismos y mejorar así nuestro bienestar en otoño.
Fdo. Marta Gámez, Directora Técnica de Grupo NC Salud