Con la llegada de la primavera, el cuerpo atraviesa ciertos cambios para adaptarse del invierno al verano. Es lo que se denomina astenia primaveral, un síndrome que tiene como síntomas el cansancio, la fatiga, la falta de concentración y el estrés. Por este motivo, desde Grupo NC Salud señalamos una serie de recomendaciones sobre los hábitos más recomendables.
Una de las partes fundamentales para sentirse mejor es cuidar la alimentación. Aprovechando como siempre que sea posible los productos que brinda cada temporada, se puede comer sano y de forma más económica.
Además, con el aumento de las temperaturas apetece más consumir fruta o tanta verdura, alimentos que deben estar muy presentes en nuestra dieta ya que, además de aportar energía para el día a día, ayuda a mantener la luminosidad de la piel, otra de las grandes afectadas del cambio de estación. Frutas como las fresas, que contienen gran cantidad de vitamina C convierte en un poderoso antioxidante que potencia el sistema inmunitario.
También el aguacate consigue potenciar la síntesis de la serotonina gracias a que es rico en triptófano, magnesio y vitaminas C y B. No se deben olvidar las propiedades del polen, que aporta aminoácidos, fitoesteroles, vitaminas y minerales, lo que le convierte en un complemento vigorizante.
“Una alimentación variada, que incluya todos los grupos de alimentos, contribuye de forma significativa en el control de las situaciones de irritabilidad y ansiedad, así como en nuestro bienestar general. Apostemos por la dieta mediterránea, rica en vegetales, frutas, legumbres, cereales integrales, pescado y aceite de oliva, frente a la dieta occidental, rica en carbohidratos refinados, grasas saturadas y baja en fibra y alimentos vegetales, que conducen al sobrepeso y propician las enfermedades cardiovasculares. Además, un aporte desequilibrado de ciertos nutrientes, como el L-triptófano y Magnesio, puede hacernos más propensos a padecer síntomas de estrés y desánimo”, explica Marta Gámez, directora técnica del Grupo NC Salud.
Realizar ejercicio físico, mantener una constante hidratación durante el día, dejando siempre a un lado las bebidas alcohólicas, gaseosas o estimulantes como café o el té negro, y respetar las cinco comidas diarias, son otras de las claves.
Esto se debe a que si se ingiere poca cantidad de alimentos, pero varias veces al día, se conseguirá evitar tanto las subidas como los bajones de glucosa en sangre. Esto ayuda a estabilizar el organismo con lo que impediremos darnos los temidos atracones.
Asimismo, los suplementos nutricionales son también una gran ayuda para superar las situaciones de cansancio continuado, debilidad, los momentos de mucho estrés, decaimiento o en los cambios estacionales. Estos complementos naturales aportan una inyección extra de energía para llegar al final del día con vitalidad.